Es a mediados del siglo XIX cuando el término burlesque se aplica a un tipo de espectaculo que entremezcla música y comedia con una clara intención transgresora que parodiaba todo lo que se le pusiera al alcance.
El burlesque tal y como se conoce hoy en día es una variación estadounidense de un género dramático que se hizo muy popular en Reino Unido en la época victoriana. En la década de 1840, cuando las mujeres se afanaban en ocultar sus cuerpos bajo ropajes abullonados con volantes, aros y enaguas, la sola idea de que una mujer apareciera semidesnuda en un escenario era impensable.
Sin embargo, las clases obreras se entretenían en sus ratos de ocio con espectáculos que parodiaban los hábitos sociales de las clases altas. En forma de exageradas operetas, cómicos diálogos y grotescos sketches se cuestionaba el statu quo y todo podía ser sujeto u objeto de la parodia burlesca. Este tipo de espectáculo fue derivando en performances en las que las mujeres aparecían vestidas de un modo indecoroso para la época. El hecho de que mostraran sus curvas hacía que la audiencia se mantuviera atenta y creciera el interés. Viendo el efecto que producían en el público tales provocaciones, el burlesque fue tomando un cariz más sexual.